El segundo tiempo de las empresas chilenas en Brasil

Es el principal destino de la inversión chilena directa, con un stock que supera los US$ 26 mil millones. Pero el menor crecimiento económico, la devaluación y la caída en el consumo interno han afectado a algunas firmas, mientras otras siguen sacando cuentas alegres.

Hace algunos años, tener presencia en Brasil era un “must” para las empresas chilenas. Los primeros registros del desembarco en ese país datan de 1994, pero la tendencia comenzó con más fuerza en 2010. Hoy, esa nación de 200 millones de habitantes tiene un stock acumulado de US$ 26.189 millones, lo que equivale a un 26,2% de las inversiones chilenas directas en el mundo. “Hoy es el destino preferido de más de 150 empresas que actualmente desarrollan unos 290 proyectos”, señalan en el Departamento de Inversiones en el Exterior de Direcon, del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Un puñado de firmas chilenas viene poniendo desde hace años sus fichas ahí: CMPC, Lan, Masisa, Embotelladora Andina, Sonda, Cencosud y Sodimac, por nombrar algunas.

Tras el desembarco, las firmas viven ahora una suerte de “segundo tiempo”, pero últimamente no todas bailan al ritmo de la samba. Brasil viene atravesando una situación económica compleja, dice Jaime Gazmuri, embajador de Chile en ese país. Para este año, la proyección de crecimiento de -0,3%, según el último informe Perspectivas Económicas Globales, del Fondo Monetario Internacional (FMI), ha enfriado el clima para algunos inversionistas.

Sin embargo, hay matices. Raúl Vejar, gerente general de Sonda, explica que el impacto del menor crecimiento económico y de la caída del consumo interno sobre las empresas chilenas que operan en Brasil “no se puede generalizar”, ya que depende del sector de la economía en la que participan. “En TI (Tecnologías de la Información) hay grandes oportunidades de inversión y crecimiento”, asegura.

Andrés Rebolledo, director general de Direcon, advierte que debido a la dimensión de Brasil y la magnitud de las economías de sus diferentes estados, “las consecuencias de esta débil situación económica no afectan de manera uniforme a las empresas. Incide la importante diversificación territorial de estas inversiones en el país”.

Sin embargo, cree que las empresas chilenas han tenido una exitosa inserción. “Algunas enfrentan más dificultades que otras, pero ello está dictado por la contracción del consumo global en el país”, cuenta el director de Direcon.

Hernán Rodríguez, gerente general de CMPC, coincide en que el escenario macroeconómico en Brasil “se ha tornado más desafiante con el menor crecimiento de la economía interna y las limitadas herramientas de reactivación. Y al igual que Vejar, cree que esto no afecta de la misma forma a todos los sectores, “siendo los ligados a la inversión los más perjudicados y aquellos vinculados a consumo o exportaciones en menor medida”.


El panorama del retail

En esta industria, la experiencia de las empresas chilenas exhibe matices. Falabella está presente en Brasil sólo con Sodimac, y la exposición a este país es muy baja: en 2014 representó el 3% de sus ingresos, unos US$ 330 millones. “La inversión de Sodimac en Brasil es de largo plazo. Es el mercado de mayor tamaño en la región, con una población que tiene un fuerte sentido del hogar, por lo que tenemos un gran potencial de crecimiento en nuestra área específica de retail”, dicen en la compañía.

La coyuntura económica, agregan, no ha alterado los planes de inversión. Sodimac tiene 57 tiendas bajo la marca local Dicico -que adquirieron en 2013- operando en el estado de Sao Paulo, y a inicios de junio abrió el primer Sodimac, aún en marcha blanca. A futuro, Dicico continuará y “se seguirá potenciando con una oferta más especializada, complementaria a las tiendas Sodimac”, sostienen en la compañía.

Cencosud, sin embargo, no ha tenido buenos resultados en el último tiempo. Claudio Ormazábal, analista de retail de Euroamérica, advierte que el gigante sudamericano representa cerca de un 20% de sus ingresos y, además, la compañía se encuentra en un proceso de consolidación de la operación, “que se ha visto afectada por un cambio logístico complejo y un ambiente desafiante, donde la depreciación del real, la desaceleración, la debilidad del consumo y las agresivas promociones para impulsar el tráfico de clientes han afectado los márgenes y same store sales”.

A la baja

Los proyectos inmobiliarios y la construcción son dos de los sectores que se han contraído en Brasil. Hace algunas semanas, Paz anunció su salida de este mercado. Ariel Magendzo, gerente general de Paz Corp, afirma que “si bien la situación económica de corto plazo podría estar afectando a algunas empresas, nuestra decisión tiene fundamentos de largo plazo”.

Añade que “el menor crecimiento económico y la moderación en el consumo que experimenta Brasil no son los factores de fondo que afectaron nuestra decisión”. La razón para marcharse tuvo que ver con las “altas necesidades de capital requeridas para tener una operación relevante en ese mercado junto a los riesgos asociados al mercado inmobiliario y las perspectivas macroeconómicas de largo plazo, que en términos relativos son mucho menos atractivas para el crecimiento de Paz que las perspectivas que nos ofrecen los mercados de Chile y Perú”.

Paz Corp ingresó a Brasil en 2010. “El plan delineado fue crecer con prudencia, desarrollando dos o tres proyectos al año”, dice el gerente. Paz invirtió alrededor de US$ 20 millones. “Aunque nunca se puede descartar la posibilidad de regresar, por ahora nuestra decisión, con una perspectiva de largo plazo, es salir de dicho mercado”.

Jaime Gazmuri, embajador de Chile en Brasil, mira el futuro con optimismo. Asegura que el anuncio de un vasto programa de concesiones en infraestructura “está siendo mirado con interés por empresarios chilenos”. No sólo eso. “Algunos han manifestado que la desvalorización de muchos activos de empresas brasileñas genera oportunidades interesantes de inversión”.

¿Qué dificultades enfrentan las compañías chilenas allá? “Brasil y Chile son, sin duda, mercados distintos. Hay diferencias legales, técnicas y culturales. Entre otras, el régimen tributario de Brasil es más complejo”, detalla Magendzo. Sin embargo, añade que esto es propio de cualquier expansión internacional, donde las regulaciones y culturas son diferentes a las del país de origen. “Se requiere sólida presencia local y mucha dedicación”.

Crystal Lagoons entró hace unos años a ese país. Desde el punto de vista inmobiliario, “y a pesar del condicionamiento económico, Brasil sigue siendo un mercado prometedor y de gran tamaño, al que Crystal Lagoons apostó con el proyecto “Brasil Beach Cuiabá Home & Resort”, ubicado en la ciudad de Cuiabá y que inauguró hace sólo unos meses”, detalla Francisco Matte, director comercial de Crystal Lagoons. Este proyecto se suma a otros 15 que están en distintas etapas de avance, “en asociación con los principales desarrolladores inmobiliarios de ese país”, repartidos en los estados de Brasilia, Río de Janeiro, Porto Alegre, Fortaleza y Belo Horizonte, entre otros.

Matte señala que el modelo de negocios de Crystal Lagoons -en que se asocia con el desarrollador inmobiliario, aportando su concepto y tecnología a cambio de un porcentaje de las ventas- le permite minimizar los riesgos. “Existen, además, indicios de que el mercado inmobiliario brasileño tendrá mejores perspectivas futuras”, asegura. El director comercial adelanta que en unos meses abrirán una oficina comercial en Sao Paulo, “lo que demuestra el tremendo potencial que tiene ese mercado para Crystal Lagoons”.

Tecnología y manufacturas

“En el plan de crecimiento de Sonda en Latinoamérica, Brasil es clave”, afirma Raúl Vejar, gerente general de la firma. Y añade que a pesar de que se observa la postergación de algunos proyectos, producto de la necesidad de las empresas de reducir sus costos operacionales y aumentar su productividad, “hay una mayor tendencia a la externalización de los servicios de TI, que forma parte de la oferta core de Sonda”. En relación a 2006, la operación de Sonda en Brasil se ha multiplicado por 11 veces, alcanzando en 2014 ingresos por US$ 632 millones. “En comparación con 2013, el crecimiento fue de 75%”, detalla.

Sonda está presente en Brasil desde hace casi 15 años. La operación tiene cerca de 14.000 empleados y en el primer trimestre de 2015 los ingresos representaron un 44% de los ingresos consolidados de la compañía. Las principales inversiones se concretaron desde 2007 y la fecha la inversión es cercana a los US$ 600 millones. “Nuestros planes de inversión en el corto y mediano plazo tienen un foco importante en Brasil, debido a que representa casi el 50% del gasto en TI de la región”.

CMPC, en tanto, afirma que sus negocios “están en buen pie, tanto el de celulosa como el tissue. Ambos ofrecen buenas perspectivas y un ejemplo es la gran inversión que hemos realizado los últimos años ahí”, asegura Rodríguez, el gerente general, quien ejemplifica con la nueva planta de celulosa en Brasil, Guaiba II, que comenzó a operar recientemente y significó una inversión de US$ 2.100 millones, la mayor de la historia de CMPC. “La depreciación de la moneda brasileña mejora la competitividad de los exportadores. Sin embargo, la depreciación nominal de tipo de cambio también tiene efecto en la inflación, por lo que lo relevante es el tipo de cambio real que no se ha depreciado tanto”, indica Rodríguez.

La compañía tiene activos en Brasil cercanos a US$ 5.000 millones, “siendo el principal inversionista chileno”, dice el gerente. Operan desde el 2009, en que se adquirió, en operaciones separadas, Melhoramentos y Guaíba. Esta última unidad concentra inversiones por US$ 4.400 millones y representa aproximadamente la mitad de la capacidad de producción de celulosa de CMPC. Melhoramentos, en tanto, es uno de los mayores productores de tissue en Brasil y tiene dos fábricas de papel en Sao Paulo.

El ejecutivo cuenta que Brasil será el segundo país en importancia para CMPC, con cerca del 30% de los activos de la compañía. “En ventas, en el mercado interno, representará del orden de 10% comparada con aproximadamente un 20% de Chile”, detalla.

¿Las dificultades? Rodríguez sostiene que el sistema tributario brasileño es complejo por sus variantes, diferencias entre estados, productos y tipos de transacción. “En lo que se refiere a renta y como carga total, no es necesariamente más elevado que el adoptado en Chile. Si bien Brasil es aún una economía cerrada y con regulaciones complejas, presenta un enorme potencial por su gran tamaño”.


Fuente: 28/06/2015 – La Tercera – Carla Alonzo Bertaggia

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Autor: David Gasull – Asesor experto en comercio exterior y estrategias de internacionalización

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