Brasil quiere frenar la crisis construyendo
En estos momentos la economía carioca, después de una década de aceleración, está viviendo una recesión cuya última consecuencia es la rebaja a bono basura de la calificación crediticia de su deuda soberana, y de la de importantes empresas del país, por parte de Standard & Poor’s.
Las empresas con importante presencia en el país carioca esperan una recuperación y apuestan por las importantes concesiones que, sobre todo en materia de infraestructura, planea el gobierno brasileño.
El Producto Interior Bruto (PIB) del país carioca cayó un 1.9 por ciento en segundo trimestre del año 2015 y no sube desde el tercer trimestre del año 2014. El gobierno prevé una caída del 1.5 por ciento durante 2015, aunque los analistas aumentan al 2.4 por ciento. Las cuentas fiscales del país han disminuido y a eso se ha unido la caída del precio de las materias primas y una menor demanda por parte del gigante asiático.
Brasil es el segundo socio comercial de los países europeos en Latinoamérica, detrás de México. La reducción de la actividad económica interna provocada por la crisis en los países avanzados ha dado en los últimos años un impulso a las inversiones al otro lado del Atlántico.
Casi todas las empresas, a corto plazo, se verán afectadas por un deterioro económico.
Se trata de la tercera oleada de capital hacia Brasil. La primera vino con el proceso de privatización de las empresas estatales brasileñas en la década de los noventa y la segunda con las grandes obras de infraestructura que comenzaron a principio de siglo.
Los países europeos están presentes en los más diversos sectores económicos brasileños. El stock de inversiones asciende a 43 mil 830 millones de euros materializadas en más de 455 empresas brasileñas con capital europeo.
Prácticamente todas las empresas del IBEX 35 tienen negocios en Brasil, por lo que han rebajado el rating un 1.7 por ciento. Para el Banco Santander es, tras el Reino Unido, el segundo mercado más importante, con más de 2 mil 255 oficinas y 50 mil 245 empleados.
Para Telefónica, Brasil también es el segundo mercado, detrás del español, al que está a punto de superar. La empresa de telecomunicaciones ha comprado este año el operador de banda ancha fija local GVT por 4 mil 663 millones de euros, y aunque la situación negativa va a continuar, insiste en ser optimista a mediano plazo.
En el sector energético destaca la presencia de Gas Natural, Iberdrola, Repsol y Abengoa, también la empresa Mapfre y negocios como la automatización y el editorial. A quien han afectado de manera crítica es a Indra, que va a despedir a más de mil trabajadores en Latinoamérica.
Donde las perspectivas son más optimistas, aunque también está habiendo una desaceleración, es en la construcción. Empresas como Abertirs, Acciona o FCC cuentan con importantes inversiones allí.
Seopan, la patronal de las constructoras españolas, reconocen que la crisis brasileña está afectando a las empresas, pero esperan la recuperación, apoyada por su enorme programa de infraestructura, que continúa a los programados por el expresidente brasileño Lula da Silva y la actual presidenta Dilma Rousseff en su primer mandato, y que se confía continúe adelante. Hay un gran negocio y un gran pastel para todos. Durante los años setenta fue muy importante y en el presente siglo ha vuelto a serlo.
La segunda fase del Plan de Inversiones en Logística se ha lanzado a mediados de 2015 y prevé importantes dotaciones en carreteras, líneas férreas, puertos, aeropuertos y línea fluviales, gestionados por el sector privado en régimen de concesión. El importe previsto es de unos 50 mil millones de euros.
Además, las acusaciones de corrupción a Odebrecht, una de las principales constructoras del país carioca, por los sobornos a la petrolera estatal Petrobras, han llevado a la cárcel a algunos políticos y empresarios, pueden beneficiar de manera indirecta al resto de empresas, incluidas las europeas.
Brasil siempre ha sido un país muy proteccionista con las empresas nacionales. Pero el programa de infraestructura era tan amplio que tuvieron que recurrir a las extranjeras. En un principio fue difícil entrar, por lo abundantes impuestos en tres niveles, el federal, el estatal y el local, y por la dificultad para homologar los títulos de sus trabajadores, siendo uno de los países más difíciles de Latinoamérica.
Las patronales de ingeniería consideran que existe un caos burocrático y la falta de mano de obra cualificada es lo que más está dificultando los proyectos.
Las principales ciudades y puertos del país carioca todavía carecen de autopistas y conexiones de ferrocarril modernas. Sus viejos aeropuertos y sistemas de control de tráfico aéreo requieren mejoras para gestionar los aumentos previstos sobre los volúmenes del tráfico.
Además, en el año 2016 viene un gran reto para Brasil, tanto a nivel de infraestructura como a nivel social con los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
En el año pasado, un total de 6 mil 856 empresas europeos exportaron a Brasil unos 3 mil 150.9 millones de euros. Esta cifra va disminuyendo desde entonces, a diferencia de los fuertes incrementos en los años anteriores, como los crecimientos del año 2010 en un 64 por ciento, un 18 por ciento en el año 2011, un 8 por ciento en 2012 y un 30 por ciento en 2013. Además, desde España se importó 3 mil 032.5 millones de euros al país carioca.
Según datos del año 2013, es el segundo destino mundial de inversión directa, tras Reino Unido, con un flujo de inversiones, según datos del mismo Brasil, de 65 mil 275 millones de dólares estadounidenses en el año 2013. Durante el año pasado aumento en 4 mil 040 millones de euros en nuevas inversiones.
Fuente: 04/10/2015 – Periódico Digital – Raúl Jaime
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Autor: David Gasull – Asesor experto en comercio exterior y estrategias de internacionalización
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